Los últimos test de estrés realizados por la EBA (Autoridad Bancaria Europea, en sus siglas en inglés) han venido a ser el último golpe a encajar por el sector financiero, ya de por sí suficientemente vapuleado este año. Su desplome en bolsa, el mayor de toda Europa, va ya por el 28%.
Las pruebas al sector en el mercado y los inversores volvieron a dar un varapalo a las financieras. El índice que aglutina a las mayores entidades de Europa (Stoxx 600 Banks) perdió 15.280 millones de euros de su valor en bolsa solo en una sesión, siendo, además, el más bajista de la eurozona junto al de petroleras, al ceder un 1,8%.
Y eso que los resultados de los test han sido positivos a todas luces, para «la gran mayoría de los bancos europeos», tal y como reconoce Katharina Barten, vicepresidenta ejecutiva de la agencia Moody’s, gracias «a unos niveles de capital muy fuertes si se contempla (como así ha sido en estas pruebas) el escenario más adverso».
Tan sólo el italiano Monte dei Paschi di Siena y el conglomerado irlandés Allied Irish Banks quedan por debajo del ratio del 5,5% de recursos propios más exigente, CET1 fully loaded, que pide el Banco Central Europeo (BCE).